3 días sin escribir.

Es lo malo de tener clases todos los días por la noche, que uno viene a casa a las mil y se acuesta y ya que está en la cama dice ¡El blog! y cualquiera se levanta entonces.

Pero nada nuevo. Que ayer estuve en la inauguración de 30 pianos, que tampoco fue nada del otro mundo. Lo mejor que tiene la exposición, para mí es que cada piano viene decorado por un artista local diferente. El de mi barrio es así un poco horterilla, pero en el fondo queda bien ahí en hollywood con todas las luces de neón. (el tipo de la foto es el artista que decoró el piano). Total, que en la inauguración hubo un tipo tocando un par de preludios del clave bien temperado de Bach, y luego toco un impromptu de Shubert y un ragtime y algo de Debussy y otra cosa que no conozco. Luego ya la gente empezó a tocar allí y yo me volví pa casa, porque tenía mil cosas que hacer.

Y hoy, he estado cantando con un corito que me pidieron ayuda hará un par de meses para este concierto. La verdad es que ha estado mitad bien y mitad cutre. A mí me ha dejado con una sensación extraña. Y ha sido un poco por el sitio, que era en un parking público, en el tercer sótano. Lo han vaciado y alllí en medio se ha hecho el concierto. Que por una parte uno dice, mira, esto prueba que en cualquier sitio se puede hacer música si se lo plantea uno, pero por otra parte, se piensa que bueno, mejor cuidar un poquito las formas, aunque claro, también hay que decirlo, un parking subterráneo tiene una acústica muy agradecida para hacer música coral. Solo que es feo. Pero si no hubiera sido por eso, hubiera estado bien.

Fueron unas amigas mías y les dije que me hicieran fotos, pero no se llevaron la cámara, y les dije de dejarles la mía pero me dijeron que no, que se irían temprano, así que no tengo foto, de momento. Supongo que los compañeros las compartirán.